Por primera vez en la provincia de Buenos Aires, se pericia una escena de asalto a vivienda como un homicidio. Un caso pudo decidir la prueba contra un imputado gracias al ADN en una colilla de cigarrillo
Una colilla de cigarrillo en el piso del comedor fue recogida por el perito de la Policía Científica y colocada en el interior de una bolsa para evidencias. Las víctimas todavía estaban alteradas y eran contenidas por personal de la fiscalía y de la comisaría séptima. Así comenzó la investigación que terminó por identificar a uno de los autores de un violento asalto contra una vivienda.
Para que ello pudiera ser posible se tuvo que aplicar, de manera inédita en toda la provincia de Buenos Aires, el protocolo de trabajo forense como si se tratara de un homicidio y de esa manera sellar la suerte del único detenido.
El caso investigado ocurrió en junio del año último y la policía ya había atrapado a uno de los asaltantes, pero la prueba de ADN posibilitó ratificar la prueba en su contra.
“Es muy importante estar aplicando este procedimiento porque nos dará la posibilidad de tener mayor eficacia en la resolución de estos hechos, muchos de los cuales tienen un alto grado de dificultad por tratarse de autores desconocidos”, explicó el fiscal Mariano Moyano, a cargo de la fiscalía temática de robos calificados.
El objetivo de estas tareas investigativas también es el de ir por delante de las estrategias de los delincuentes, que en los últimos años han tomado recaudos para no dejar huellas. Primero comenzaron a cubrirse el rostro y luego a utilizar guantes pero ahora, con este modo de trabajar en la casa vulnerada, los cuidados de poco servirían. Cualquier rastro puede ser seguido y las chances de lograr una identificación son más elevadas.
José Aravena ahora está preso y seguramente pasará bastante tiempo en esa condición.
El primer caso
El viernes 26 de junio, a las 22.45, tres jóvenes abordaron al dueño de una casa de Montegrande al 7000 cuando llegaba en su automóvil. A los empujones, el hombre fue llevado al interior de la vivienda donde se hallaban su esposa y su pequeño hijo.
Los delincuentes usaron un destornillador para amenazar a las víctimas, además de advertirles que si no cooperaban los iban a picanear. Uno de los asaltantes permaneció más tiempo con la familia, para evitar así cualquier tipo de reacción. Los otros dos recorrieron la casa y se alzaron con 3 mil dólares, mil euros, una escopeta calibre 16, una carabina de dos caños calibre.16, dos carabinas calibre 22 y un revólver calibre 32 antiguo. También se llevaron gran cantidad de objetos de valor y de tecnología.
Una vez terminada su tarea, los delincuentes tomaron el vehículo Renault Megane de las víctimas, cargaron el botín y huyeron con rumbo desconocido. Horas más tarde el automóvil apareció en Anchorena entre Los Quebrachos y Las Maravillas del barrio las Dalias.
El fiscal Moyano, que apenas llevaba dos meses al frente de la flamante fiscalía temática, dispuso que se inspeccionara toda la casa y los peritos de Policía Científica hicieron un gran trabajo. El protocolo los llevó a tomar hisopados de las víctimas para cotejar con el perfil genético extraído de los elementos empleados para atarlas, el volante y puertas del automóvil y una colilla de cigarrillos. Este último objeto fue identificado como “ajeno” por los dueños de casa y todo fue enviado para que se practicaran las pericias químicas correspondiente.
Mientras la investigación siguió su curso se produjeron otros episodios similares incluido uno el 12 de agosto
a las 21.40, cuando también tres jovenes rompieron el ventanal de una casa del barrio “El Grosellar” y sorprendieron al matrimonio que estaba en su interior.
Los delincuentes ataron de manos a las víctimas, mientras las amenazaban con dos armas. De esa manera pudieron sustraer casi 10 mil pesos, varios objetos de valor, un saxofón y una notebook. Parte de lo robado lo guardaron en un bolso marca Nike.
Luego escaparon en el Peugeot 206 de las víctimas que fue abandonado a los pocos minutos en Zeballos y La Primavera. Este cruce no sólo queda cerca de donde los ladrones del otro hecho se habían librado del vehículo, si no también de un asentamiento conocido como “Villita Camet”.
El procedimiento de los investigadores fue el mismo e incluso se invitó a los damnificados a presentarse en la OTIP (Oficina Técnica de Identificación de Persona), para intentar reconocer por medio de fotografías a los autores.
Pero hubo algo que cambió todo al día siguiente. Eran cerca de las 17.45 cuando personal policial observó que un hombre, luego identificado como Jorge Daniel Aravena, caminaba por la calles Vuelta de Obligado y Los Manzanos con un bolso marca Nike, una notebook y un revólver calibre 32, antiguo.
Los cabos se empezaron a atar en pocas horas. Estaba claro que Aravena tenía dos objetos robados en el asalto más reciente y el arma sustraída en el hecho del mes de junio.
Al tiempo que el fiscal Moyano avanzaba la investigación y asociaba otros hechos, los peritos continuaban con su labor de obtención del perfil genético hallado en la colilla de cigarrillo.
La ciencia forense
Para la Justicia de Garantías la relación entre Aravena y los dos asaltos estaba bastante clara, convicción reforzada por los reconocimientos positivos que las víctimas pudieron hacer.
Sin embargo, faltaba algo más. Entonces, a fines de noviembre, la Justicia local autorizó la extracción de sangre de Aravena para cotejarla con el ADN impregnado en la colilla de cigarrillo. Ya se había descartado a los miembros de la familia víctima. Aravena, en tanto, había asegurado que el revólver calibre 32 lo había conseguido en la calle, al igual que el bolso y la computadora.
Para el fiscal Moyano el reconocimiento ya era suficiente carga probatoria y por ello pidió la elevación a juicio por los dos asaltos, ya que en otros dos que se sospecha también intervino la misma banda no pudo reunirse evidencia. Eso sí, el fiscal dejó abierta la posibilidad de agregar nuevos informes provenientes desde el laboratorio pericial de San Martín.
Finalmente en los últimos días llegó el escrito que aseguraba que el cigarrillo cuya colilla había sido hallada en el primero de los hechos había sido fumado por Aravena. “De la colilla de cigarrillo se obtuvo un perfil genético masculino, único, completo. El perfil genético masculino coincide en su totalidad con el perfil genético obtenido en la muestra tomada a Aravena Jorge Daniel con un índice de identidad tan elevado que es dieciséis trillones trescientos mil billones de veces más probable que el perfil genético analizado en la evidencia mencionada halla sido depositado por el imputado que por un individuo tomado al azar de la población en referencia”, reza el comunicado.
Ahora Aravena espera en prisión que se desarrolle el juicio oral en el que podría ser condenado a una pena no menor a los 7 años de prisión.